Querido estudiante que paseas taciturno
Recorriendo cada noche tu fiel santuario
Violando cada palabra del poeta muerto
Sin que un espíritu amigo te ayude a hacerlo
Y yo, que he vivido sola por tanto tiempo
Observando la podredumbre de mi palidez
Perdiéndome entre sueños y espejismos
Atrayendo desdichas a mi cruel olvido
Y es que nadie le importa mi sentir, ni mis teorías ocultas
Pero te observo cada noche, y tú a mí por un segundo.
Nuestras miradas nauseabundas se cruzan
Te atreves a tocarme y yo me deslizo entre tus dedos
Sin importar quebrarme o marchitarme
Y me haces el amor, una y otra vez
Profanas mi sepulcro, ya no tienes control
Me inclino hacia tu subconsciente insatisfecho
Y me ocupo de sanar todas tus ansias y fantasías,
Con cada una de las palabras que has
Devorado de aquel triste poeta muerto y lo que plasmó
En mi mortecina y sombría piel.
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